Durante mucho tiempo se nos hizo creer que “estar saludable” era sinónimo de tener determinado cuerpo o pesar cierta cantidad de kilos. Pero la salud real es mucho más que eso. Es una combinación de factores físicos, emocionales, mentales y sociales que, en conjunto, nos hacen sentir bien.
Ser saludable no es vivir a dieta ni entrenar todos los días. Tampoco es comer perfecto o no enfermarse nunca. La salud va más allá de lo visible. Tiene que ver con cómo nos sentimos, cómo descansamos, cómo gestionamos el estrés, cómo nos relacionamos con los demás y, sobre todo, con nosotros mismos.
💡 ¿Qué implica una salud integral?
- Escuchar al cuerpo: reconocer señales de cansancio, hambre o tensión.
- Cuidar tu mente: lo que pensás de vos influye en tu bienestar.
- Conectar con otros: tener vínculos sanos también es salud.
- Disfrutar: porque el placer y la alegría también nutren.
🍃 Cambiá la pregunta
- En lugar de “¿me veo bien?”, probá con “¿me siento bien?”
- En lugar de “¿esto engorda?”, pensá “¿esto me hace bien hoy?”
- En lugar de exigirte, aprendé a acompañarte con respeto.
La salud no se mide en centímetros ni en calorías. Se siente. Y cuando empezamos a verla como algo integral, dejamos de pelear con nuestro cuerpo y empezamos a aliarnos con él.
No hay una única forma de ser saludable. Hay una forma que es tuya, auténtica y respetuosa con tu historia.
La Organización Mundial de la Salud define la salud como “un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”. ¡Mucho más amplio de lo que solemos pensar!
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