El ayuno intermitente está en boca de todos. Y no, no es una dieta rara ni tenés que dejar de comer. Es más simple: se trata de dejar pasar más horas entre comidas, con intención. Algunas personas lo usan para sentirse más livianas, otras para ordenar el hambre real del hambre emocional. Y otras, simplemente, porque les resulta cómodo.

Hay muchos formatos, pero lo importante es hacerlo de manera informada y sin forzarse. Acá va una mini guía si estás con ganas de probarlo.


🧭 ¿Por dónde empezar?

  • Elegí el formato que se adapte a vos: el más común es 16/8 (16 horas sin comer, 8 horas con comidas), pero también podés arrancar con 12/12. Lo importante: que sea sostenible.
  • No hace falta empezar drásticamente: podés ir corriendo el desayuno una hora cada día o adelantar la cena de a poco. Es un cambio progresivo, no una competencia.
  • Durante el ayuno, hidratate: agua, infusiones sin azúcar o caldos suaves. Eso ayuda a que el cuerpo no se sienta “vacío” y evita dolores de cabeza o bajones.

🍽️ Qué tener en cuenta durante la ventana de comida

  • Comé comida real: lo que comés sigue siendo importante. Frutas, verduras, proteínas, grasas buenas. Que el cuerpo reciba lo que necesita.
  • No te llenes “por si acaso”: el ayuno no es excusa para atracones. Comé hasta sentirte satisfecha, no reventada.
  • Permitite flexibilidad: si un día te levantás con hambre real, comé. No se rompe nada. No se trata de rigidez, sino de conocerte mejor.

📌 Tips para no frustrarse

  • No todos los días son iguales. Escuchá tu cuerpo.
  • Evitá el ayuno si estás muy estresada, con poco descanso o si usás la comida como única forma de regular emociones. No es el momento.
  • Podés probar y después dejarlo. No es una decisión para siempre.
DATO MIC 💡
Ayunar no es dejar de comer. Es darle al cuerpo una pausa. Pero como todo en salud, lo importante no es hacer “lo que funciona” sino lo que se ajusta a tu vida real. Y eso se prueba, se ajusta y se elige.