Empezar un cambio de vida es una de las decisiones más valientes que podemos tomar. Ya sea mejorar la alimentación, adoptar hábitos más conscientes, cuidar la mente o animarse a soltar lo que pesa. Pero en ese primer impulso muchas veces también aparecen errores que pueden desanimarnos sin que nos demos cuenta.

Uno de los más comunes es querer hacer todo junto. La famosa frase “desde el lunes cambio todo” suena motivadora… hasta que se vuelve abrumadora. El cuerpo, la mente y las emociones necesitan adaptación, y los cambios bruscos suelen generar efecto rebote.


🚫 Los tropiezos más comunes al comenzar

  • Exigir resultados inmediatos: Los cambios reales toman tiempo. Medir el proceso en días es una trampa.
  • Compararse con los demás: Cada camino es único. Lo que ves en redes es solo una parte.
  • Ser demasiado rígido: No dejar lugar al disfrute o la flexibilidad hace que sea insostenible.
  • Rendirse al primer traspié: Un mal día no cancela tu decisión. Solo te muestra dónde reforzar.

💬 Claves para sostener tu inicio

  • Celebrá avances, por mínimos que sean.
  • Tené claro tu “para qué” antes del “cómo”.
  • Recordá que tropezar no es volver al punto cero.
  • Hacelo a tu ritmo, no al de las expectativas ajenas.

El error no es tropezar, sino dejar de intentarlo. Cambiar es difícil, pero no imposible. Y si estás en ese proceso, incluso dudando o sintiéndote lento, ya estás más cerca de la versión que querés construir.

DATO MIC 💡
Un estudio publicado por la Universidad de Stanford concluyó que los cambios graduales tienen hasta un 80% más de probabilidades de sostenerse a largo plazo que los cambios drásticos e impulsivos.
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