Hubo un tiempo en el que pensaba que si no podía hacer todo perfecto o a gran escala, era mejor no hacer nada. Esa mentalidad de “todo o nada” me dejaba estancado, sin avanzar, sintiéndome frustrado por no llegar a esos estándares que, en el fondo, nadie me pedía. Con el tiempo —y muchas pruebas y errores— descubrí algo que me cambió la forma de ver las cosas: lo pequeño también importa. Y mucho.
🌿 Los microgestos que cambian el día
No hace falta grandes transformaciones para empezar a sentirte diferente. A veces, lo que más cambia tu energía o tu enfoque es algo tan mínimo como abrir la ventana a la mañana, tomar un vaso de agua con calma o escribir una frase que te recuerde por qué hacés lo que hacés. Yo empecé a notar esto cuando decidí hacer pequeñas pausas durante mi jornada, aunque fueran de 2 minutos. No lo hacía “perfecto”, pero cada vez que lo intentaba, me sentía un poco mejor.
Desde ahí, adopté una especie de mantra personal: “sumar microacciones con sentido”. No todas tienen que durar media hora ni requerir planificación. A veces es simplemente dejar el celular en otra habitación mientras cocino, o respirar profundo antes de responder un mensaje. Lo pequeño no solo es más fácil de sostener, sino que se vuelve una base real para los hábitos duraderos.
🛠 Ejemplos simples que funcionan
- Estirar los brazos después de estar mucho tiempo sentado.
- Elegir una opción un poco más nutritiva sin obsesionarse.
- Decir “no” sin justificarse cuando algo no suma.
- Ordenar una parte del escritorio y dejar lo demás para después.
- Reconocer que estás cansado y no exigirte más de la cuenta.
Estas cosas, por sí solas, pueden parecer insignificantes. Pero acumuladas, marcan una diferencia enorme. Y lo más importante: te devuelven una sensación de control, de estar en movimiento, incluso cuando todo alrededor parece caótico.
💬 Lo que aprendí en el camino
No necesitás hacer todo perfecto. No necesitás tener un plan cerrado, ni una lista tachada al 100%. Lo que necesitás es empezar, sostener lo que puedas y reconocer el valor de eso. Hoy me celebro cada pequeño gesto que hago por mí, aunque sea tan básico como cerrar los ojos por 30 segundos y respirar.
En *microworld.blog* intento compartir estas cosas no porque tenga todas las respuestas, sino porque estoy en el mismo camino. Si algo de esto te sirve, ya valió la pena escribirlo. Lo pequeño también importa. Y mucho.
No subestimes un paso porque sea corto. Si va en dirección a lo que querés, es progreso. Y el progreso real, muchas veces, se construye así: de a poquito.
Visitá mi tienda oficial y descubrí más ebooks y recursos saludables.
