Todos sabemos que los vegetales son clave para una alimentación equilibrada. Pero ¿qué pasa si simplemente no te gustan? La buena noticia es que no hace falta amar las ensaladas para incluir más verduras en tu día a día. Existen formas creativas, sabrosas y hasta invisibles de sumar vegetales sin que te des cuenta.
El primer paso es cambiar la idea de “tengo que comer vegetales” por “voy a probar nuevas formas de prepararlos”. Muchas veces no es el vegetal en sí, sino cómo está cocinado. Un zapallito hervido puede ser aburrido, pero salteado con especias cambia completamente.
🥦 Trucos para sumarlos sin drama
- Agregalos en preparaciones que ya te gustan: rallados en hamburguesas caseras, mezclados en salsas, sopas, o revueltos.
- Probá versiones crocantes: chips de kale, bastones de zanahoria al horno o coliflor gratinada con curry.
- Usá licuadora: en smoothies podés camuflar espinaca, pepino o zucchini con frutas dulces.
- Sumalos a lo dulce: budines con zanahoria, calabaza o remolacha son una excelente puerta de entrada.
💡 Tips para que tu paladar se adapte
- Dales segundas oportunidades: a veces no te gusta “cómo” los probaste, no el vegetal en sí.
- Combiná sabores que ya disfrutes para que no domine el vegetal.
- Usá condimentos: ajo, limón, hierbas, curry, pimentón... todo suma.
Incorporar vegetales no es blanco o negro. Podés ir de a poco, sin obligarte. Y lo mejor: cuanto más los probás, más se adapta tu gusto. La clave está en la variedad, la creatividad y entender que el cambio es un proceso, no un castigo.
Tu paladar puede adaptarse: estudios muestran que tras 10 a 15 exposiciones repetidas a un alimento (como un vegetal), es más probable que empiece a gustarte. La clave está en insistir sin forzar.
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