Hay días en los que me descubro buscando paz como si fuera algo que se encuentra afuera: en un viaje, en una playlist, en una persona, en una taza de té. Y aunque todo eso ayuda, la paz verdadera no es algo que se ve… es algo que se siente.

Estar en paz no se nota desde afuera. No siempre tiene una cara serena, ni se traduce en una vida perfectamente ordenada. A veces estar en paz es simplemente no reaccionar con enojo, aunque te duela. Es quedarte en silencio cuando podrías discutir. Es soltar sin hacer ruido. Es sentirte liviano, aunque el mundo pese.

Estar en paz es un estado interno, no una imagen. Y eso me costó entenderlo. Porque por mucho tiempo creí que era una meta, un lugar al que se llega, cuando en realidad es algo que se cultiva todos los días, con pequeñas decisiones.

Paz es cuando dejo de luchar contra lo que no puedo controlar. Cuando dejo de exigirme estar bien todo el tiempo. Cuando me escucho, aunque no me entienda. Cuando me trato con amabilidad, incluso en mis días más torpes.


🌿 Cosas que me acercan a la paz (y capaz a vos también)

  • Respirar profundo sin apuro.
  • Escribir lo que siento, aunque no se entienda.
  • Apagar el celular cuando necesito volver a mí.
  • Decir que no sin culpa.
  • Abrazar lo simple.

A veces la paz no se nota. Pero se siente. Y cuando la sentís, no hace falta explicarla. Solo estás ahí, con vos. Sin ruido. Sin deberes. En calma.

DATO MIC 💡
Las prácticas simples de autorregulación emocional, como la respiración consciente o la escritura libre, ayudan a reducir los niveles de cortisol y conectarte con una sensación interna de equilibrio. No necesitás "hacer mucho", solo volver a vos.